martes, 17 de diciembre de 2013

Preparados, listos...

Personalmente, creo que toda persona necesita pasar por procesos de cambio varias veces en su vida para ver de "qué pasta está hecho". Es más, considero que a mayores procesos de cambio que sufra una persona, seguramente más se perfilará la personalidad de ésta o tendrá más posibilidades de llegar a convertirse a un ser humano con mucho que decir en esta vida. 

Para mí, en las situaciones de dificultad y cambio, es donde se demuestra la grandeza de cada uno. O no aceptas el cambio y te hundes, o lo afrontas y sales "pa' lante como los de Alicante". Así de simple y así de sencillo. Pero así de difícil a la misma vez.

No me malinterpreten, no todos los cambios tienen por qué ser malos. Hay cambios que, a priori, parecen muy positivos y seguramente lo sean: ser seleccionado para un buen trabajo, avanzar en una relación sentimental, enfrentarse a algo que nos da miedo etc. Todos esos cambios requieren de un esfuerzo personal y no los considero para nada un juego de niños. Sin embargo, no es a esos cambios a los que deseo referirme en este momento.

Tampoco deseo referirme a los cambios que uno, como que va buscando y poquito a poco, los va haciendo suyos. Ni a los cambios que vale, serán cambios, pero tampoco es que requieran de mucho esfuerzo propio para adaptarnos a los mismos. Sin embargo (y aquí es a donde voy), hay una serie de cambios que una vez que llegan, TE CAMBIAN POR COMPLETO. Esos cambios (en el 99,99% de los casos), NO son elegidos. APARECEN. Y, o te adaptas, o te ADAPTAS. 

Ante estos cambios, es normal que mucha gente se paralice, se deprima, se estanque o simplemente, renuncie a esforzarse por salir de la situación en que se ven inmersos.

No les culpo. Es algo normal. Todos en algún momento de nuestra vida (me incluyo), hemos preferido "escurrir el bulto" que tomar una u otra decisión que nos situara en un camino inesperado no explorado, del que dudáramos tener la fuerza necesaria para caminarlo. Estos cambios no son "moco de pavo" y a lo sumo, yo creo que una persona pasará por menos de 10 a lo largo de toda su vida.

¿Y esto por qué? ¿Por qué la gente renuncia a cambiar si es algo que enriquece? Pues porque para lidiar con los cambios de los que hablo, muchas veces la única opción posible es "metamorfosearse". Dejar de ser lo que se era, para convertirse en lo que se será. Y eso, es algo muy difícil de asimilar porque significa despojarse de una parte de nosotros mismos y abandonarla, sufrir, sentirnos inseguros, mientras, paradójicamente, tenemos que lanzamos al vacío sin saber si estará llena o vacía la pecera pero entendiendo que sólo es posible hacerlo con una fuerza que dé hasta miedo.

Y eso, no todo el mundo está dispuesto a hacerlo. 

O simplemente, no sabe cómo hacerlo.

 

Yo actualmente, lo tengo claro.
No voy a renunciar a cambiar. Sean cambios pequeños o grandes.
Puede ser que sea duro, lento o frustrante. Tal vez angustioso o confuso.
 Pero me da igual.

Preparados, listos... ¡JUMP!





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