domingo, 16 de noviembre de 2014

Todo tiene un por qué (aunque a día de hoy no lo sepamos)

A pesar de que he intentado, por activa y por pasiva, actualizar el blog con el "CroKetas & BraVas Challenge II", he de decir que me ha sido totalmente imposible. No he parado desde la última vez que escribí, me han pasado demasiadas historias varias para ser contadas aquí, y sobretodo, no he dispuesto del tiempo y la calma que a mí me gustaría, para tratar dicho tema como se merece.

Y dado que había dejado el listón muy alto con el post anterior, he decidido dar un giro de 180º y cambiar totalmente de tercio en esta ocasión.

Es algo natural. No todo van a ser risas y fiestas en esta vida XD.

Hoy, me toca decir cosas serias y ponerme reflexiva. Allá voy.

Hace algún tiempo, cuando todavía no sabía qué iba a ser de mi vida laboral (pero creo recordar que estaba en la redacción final de mi proyecto de fin de carrera), estaba pensando un poco en el futuro y en la vida en general. 

Normalmente no escribo lo que pienso o siento (y es mejor que siga siendo así), pero en este caso, me dió por ponerme "mística" y escribir un pequeño texto. 

Y la verdad, que fue de esas veces en las que te sale todo del "tirón".

- ¿Lo bueno? Qué lo que se escribe es 100% sincero. No se procesa ni se edulcora en absoluto.

- ¿Lo malo? Pues precisamente lo mismo, que hay veces que se pueden escribir cosas sin sentido, con faltas de ortografía o que resultan un batiburrillo de pensamientos demasiado rocambolescos para ser comprendidos. 

Me acuerdo, además, que en ese momento no quedé satisfecha con lo escrito. Me pareció muy "ñoño" y no terminó de hacerme mucho "tilín". Y también me acuerdo, que a pesar de haberlo escrito, tampoco terminé de entender mucho lo que escribí y sobretodo, su por qué. Supongo que tuvo que haber algo que lo desencadenara. Pero sinceramente, no lo recuerdo.

Hace un par de días limpiando el ordenador de archivos, me topé de nuevo con dicho texto. Lo abrí y lo leí. Cuál fue mi sorpresa, que al leerlo ahora, con una realidad bastante diferente a la que tenía en aquel momento, lo entendí. Lo entendí todo. 

Y creo que lo hice, porque lo analicé desde el prisma de la perspectiva, del pasado y de lo ya vivido. De la experiencia.

La verdad que fue bastante gracioso. Me sentí como quién hubiera probado un vino en un momento de la vida sin tener la más remota idea y tiempo después, una vez indagado un poco más sobre el tema,  vuelve a probarlo y ahora sí, tiene la capacidad de indicar si se trata de un vino bueno o malo, o de apreciar todo los matices que lo componen.

Texto (no he querido retocarlo para no cambiarlo):

RAZONES 

Este año ha sido duro. Por varios motivos. 

Sin embargo, y a pesar del sufrimiento, ha sido un año de crecimiento. Mucho. Y de cerrar etapas y heridas. A pesar de las dificultades, he intentado aprovechar al máximo los buenos momentos, disfrutar de mis amistades y no dejar ningún cabo suelto.

Pero ha llegado el momento de marcharme. Es una cuestión de biorritmo. No me considero mejor que nadie por hacerlo, ni peor. 

Una de las cosas que he aprendido en estos años, es que no hay peor sentimiento que dejar de hacer cosas por miedo, por  inseguridad y sobretodo, llevando la contraria a esa llama que todos tenemos dentro. Otra de las cosas que también he aprendido, es la importancia y la trascedencia de las decisiones. 

Cada decisión merece un estudio y una atención, y decisiones que parecen simples o pequeñas, pueden tener una trascendencia devastadora. Sin embargo, de igual forma, aquellas decisiones que creemos que van a marcar un antes y un después en nuestra vida, puede que lo hagan, pero a veces, también pueden acabar pasando sin pena ni gloria.

Analizar y estudiar una decisión no quiere decir controlarlo todo. Sería imposible. Y absurdo.
 
Muchas de las grandes decisiones del ser humano tienen añadido un riesgo, un peligro. Por eso son grandes. Porque muchas veces significan dejar lo que se es o lo conocido, para adentrarse en un camino inexplorado y tortuoso.

Cuando uno se lanza al vacío se dejan cosas atrás. Muchas. Es más, en el 99,99% de los casos todo resulta más difícil. Hay bajones, llantinas, desesperación. Pero también es cierto, que cada victoria es un triunfo. Un triunfo que moldea, que nos cambia. 

Sé que echaré de menos muchas cosas y sobretodo, muchas personas. Pero vida sólo hay una y hay que vivirla. 

Por ello, en mi caso y después de mucho pensar, me voy. 

Un cúmulo de cosas me ha llevado a este punto. pero desde luego, la más importante es por ser fiel a mí misma. 

Sentir que algo debe de ser y no dejarlo morir.  Sino atreverse.

Y no me digan por qué, pero volver a leer esto de nuevo a día de hoy, ya meses después y en Barcelona, simplemente, me reconforta mucho (y es de coña).